Falleció Drew Struzan, el hombre que inspiró nuestra infancia…

19/10/2025
Texto: SAS Crenshaw
Fotos: © Drew Struzan / AIP / Disney / LucasFilm Ltd. / Warner Bros. / Sony Pictures / Columbia/TriStar Pictures

Realmente, no sé por dónde comenzar… Me dispongo a escribir uno de los textos que, honestamente, más me costará en poder ponerle el punto y final por la tristeza que ello me supone… El pasado 13 de octubre de 2025 ―lo diremos en plan peliculero, ya que esta entrada así lo merece― «mordía el polvo» uno de los ídolos de mi infancia, Drew Struzan. A mucha gente quizá este nombre no les suene de nada, pero para un niño que se pasaba literalmente horas admirando los carteles de (por aquellos entonces) la trilogía de Indiana Jones, los de Regreso al futuro, Hook o la trilogía remasterizada de Star Wars, la de 1997, el solo nombre de Drew Struzan me emana esa época de pura inocencia. Y la nostalgia se apodera completamente de mí para retrotraerme a una época más genuina donde el arte y el artista era lo principal, y nada generado de manera artificial…

El artista, Drew Struzan, en una de sus últimas apariciones públicas, rodeado por algunos de sus grandes carteles de cine. Foto: desconocido. El copyright es siempre propiedad de sus respectivos autores.

Un «artista» en el amplio sentido de la palabra

Drew Struzan vivió la última época de Hollywood en la que los carteles de cine se consideraban como verdaderas piezas de arte. Esa época fue la comprendida entre finales de los años 80 y principios de los 90, período en que un cartel de cine representaba algo más que un mero objeto de márquetin usado para vender la película de turno. Los carteles eran obras que se fabricaban a mano, en lugar de con el Photoshop o la IA de turno y, por regla general estos tenían nombres propios como, por ejemplo, los carteles de Richard Amsel (En busca del Arca perdida), John Alvin (E.T. El extraterrestre) o nuestro hoy aquí homenajeado, Drew Struzan.

Struzan se formó como ilustrador en Centro de Artes aplicadas y de Diseño de Pasadena, aunque él realmente lo que quería era dedicarse a la pintura clásica y convertirse en un pintor de lienzos al estilo de Andy Warhol, Jackson Pollock o Edward Hooper, pintores todos ellos «clásicos» en un sentido tradicional del término, de esos que se ganan la vida exponiendo su obra en galerías y museos de arte. Pero el camino de Struzan sería otro, no menos importante ―y, quizás, hasta mejor de lo que él se hubiese pensado en un principio…―.

Drew Struzan vivió la última época de Hollywood en la que los carteles de cine se consideraban como verdaderas piezas de arte.

Drew Struzan sosteniendo una reproducción a tamaño póster de uno de los carteles que más dio a conocer su obra, el de «Regreso al futuro» (1985, dir. Robert Zemeckis). Foto: desconocido. El copyright es siempre propiedad de sus respectivos autores.

 

El oficio de ilustrador gráfico

Tras haber pasado por una agencia publicitaria diseñando portadas para artistas musicales como Alice Cooper o Black Sabbath, la oportunidad para Struzan de meterse en el negocio del cartelismo para cine (algo que, por cierto, se pagaba mucho mejor) vino a raíz de un amigo suyo que lo metió en la empresa gráfica Pencil Pushers para hacer carteles de filmes de serie B como Squirm: gusanos asesinos (1976, dir. Jeff Lieberman) o El imperio de las hormigas (1977, dir. Bert I. Gordon). En esa empresa comenzó a trabajar la nueva técnica del aerógrafo, técnica que se consigue pulverizando tinta directamente sobre el lienzo con un lápiz de aire comprimido que produce efectos de un realismo espectacular a nivel pictórico.

Ese estilo único de Struzan ―sobre todo su gran habilidad para retratar los rostros de los actores de manera fotorrealista pero con un sentido cinematográfico― atrajo la atención de los industriales de Hollywood. Sobre todo, la de George Lucas, que lo contrató para realizar una nueva versión del póster de su legendaria película, La guerra de las galaxias (1977).

A partir de ese momento llegó una meteórica carrera para Struzan que dibujó y pintó literalmente los recuerdos más puros y nostálgicos de nuestra generación, esa que se quedó a medio camino entre la Generación X y los Millennials…

Arte parcial que hizo Drew Struzan para la película «El imperio de las hormigas» (1977, dir. Bert I. Gordon). Foto: © 1977, American International Pictures (AIP).

El estilo único de Struzan atrajo la atención de los industriales de Hollywood. Sobre todo, la de George Lucas, que lo contrató para realizar una nueva versión del póster de su legendaria película, La guerra de las galaxias (1977).

Cartel tipo ‘circus’ de «La guerra de las galaxias» (1977, dir. George Lucas) hecho a cuatro manos por Drew Struzan y Charles White III. Foto: © Disney / 20th. Century Fox.

 

Drew Struzan, el artista de una generación ‘maldita’…

Sí, de la mía; esa ‘maldita’ generación en que no nacimos con un móvil bajo el brazo pero que, sin embargo, aún coleccionábamos cromos y revistas de cine como si fueran nuestros bienes más preciados… Actualmente, en el segundo decenio del siglo XXI, las nuevas tecnologías como las IAs (inteligencias artificiales) generativas de imágenes han usurpado el arte original de esos artistas auténticos para ponerlo al alcance de todo el mundo. ¿Es esto algo malo? No, pero es algo con una abrumadora falta de ética.

Ahora todo el mundo puede ‘crear’ con estas herramientas digitales un cartel del ‘tipo Struzan’ aunque jamás hayan cogido un lápiz o un pincel… Struzan, sin embargo, era todo un maestro de la composición gráfica, de los espacios reservados para insertar grafías, logos y los créditos de las películas ―miren los carteles de Los Goonies (1985, dir. Richard Donner) o de Hook, el capitán garfio (1991, dir. Steven Spielberg) y luego díganme si estoy o no en lo cierto…―. Un maestro en lo que se refiere al uso del color o del parecido de los rostros de los actores y actrices con ese sentido clásico del cartelismo para cine, «a lo Casablanca» …

Ahora todo el mundo puede ‘crear’ con estas herramientas digitales un cartel del ‘tipo Struzan’ aunque jamás hayan cogido un lápiz o un pincel.

El último de los grandes cartelistas

Lo echaremos mucho en falta… Sí, lo echaremos. Sobre todo, el proclamado séptimo arte, que ahora ya se queda huérfano de cartelistas. Hace poco también fallecía otro de los tótems del cartelismo cinematográfico como lo fue Renato Casaro, autor del famoso cartel de Conan el bárbaro (1982, dir. John Milius). Struzan era el último de esos grandes artistas del cartel ―La Cosa (1982, dir. John Carpenter) ¡dibujado y pintado en una sola noche!, Masters del Universo (1987, dir. Gary Goddard), Harry Potter y la piedra filosofal (2001, dir. Chris Columbus), ¡hasta hizo el de Torrente 3: El protector (2005, dir. Santiago Segura)!, la lista es inmensa…―.

La terrible enfermedad del Alzheimer se lo llevó quizás demasiado temprano a sus 78 años, después de haber estado batallado contra ella, viendo cómo poco a poco lo deterioraba hasta el punto de no poder coger un simple bolígrafo para firmar un autógrafo… La vida misma puede llegar a ser demasiado cruel, como la de Struzan, cuyo mayor don le fue progresivamente usurpado, tal cual las IAs usurpan actualmente el arte a sus artistas…

Quiero agradecerle personalmente a Drew Struzan, esté ya donde esté, que nos regalase todo ese arte que permanecerá indeleble en mi memoria mientras tenga uso de razón. Un arte mucho más puro, más honesto y más nostálgico que cualquiera del que pueda crear de la más sofisticada de las IAs… ¡Nos quedamos con tu magia y con tu magna obra! ¡Hasta siempre, maestro Struzan!

Lo echaremos mucho en falta a Drew Struzan… Sobre todo, el proclamado séptimo arte, que ahora ya se queda huérfano de cartelistas con la reciente pérdida de otro de los tótems del cartelismo cinematográfico como lo fue Renato Casaro, autor del famoso cartel de Conan el bárbaro…

Mire en YouTube el documental sobre la vida y obra de Drew Struzan, Drew: The Man Behind the Poster (2013, dir. Erik Sharkey).

Publicado por Pano Art Books

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