StarCraft: «Un cuarto de siglo de legendarias luchas intergalácticas en las pantallas de nuestros PCs»

31/03/2023
Texto: SAS Crenshaw
Fotos: © Blizzard Entertainment / Internet

Pocos videojuegos ostentan tantos premios y reconocimientos como el que la desarrolladora Blizzard Entertainment lanzó hace hoy mismo 25 años atrás que se dice pronto y rápido…: StarCraft, un videojuego que ha generado millones de fans alrededor de todo el mundo revolucionando por completo los juegos de estrategia. Y es que desde nuestro weblog Panorámica de las artes queremos con esta entrada retrospectiva rendirle el homenaje que se merece este mítico MMO (Massively Multiplayer Online, lo que en nuestro idioma patrio se traduciría por «Videojuego multijugador masivo en linea»). ¿Preparados pues para revisitar Aiur, el trágico hogar de la raza Protoss, volver a ser un cerebrado del temible enjambre de los Zerg o bien un intrépido comandante rebelde de la flota Terran…? ¡Este es el emocionante y legendario universo de StarCraft!

Antes de cualquier malentendido con nuestros/as lectores/as: esta entrada trata sobre el original e inigualable StarCraft y su expansión Brood War, no sobre su imposible secuela StarCraft II: Wings of Liberty

Chris Metzen o el George Lucas de Blizzard

¿Qué le empujó a Chris Metzen a ser considerado como uno de los creadores de videojuegos más influyentes de todos los tiempos…? La respuesta, por muy sorprendente que pueda parecernos, es el dibujo, arte en vías de desaparición «gracias» a las AI (Inteligencias Artificiales)… En todo caso, Metzen se metió en la industria de los videojuegos por la rebotica, manejando lo que mejor se le daba: los lápices. Un amigo de Metzen lo recomendó para que este entrase a trabajar en Chaos Studios —futura Blizzard Entertainment como diseñador gráfico. Metzen era un fanático de Star Wars así como de la saga de espada y brujería Dungeons & Dragons (Dragones y mazmorras en nuestro territorio).

Por aquel entonces, Metzen formó parte de un proyecto en fase muy avanzada de producción titulado WarCraft: Orcs and Humans (1994), la primera piedra de la exitosa saga de los videojuegos de WarCraft, futura gallina de los huevos de oro de Blizzard, y digamos que se sintió como pez en el agua con aquel proyecto, ya que, de alguna manera, era una reversión de su admirado Dungeons & Dragons, responsabilizándose luego del desarrollo de su exitosa secuela: WarCraft II: Tides of Darkness (1995).

Chris Metzen (circa 1998) con el logo de la compañía Blizzard Entertainment al fondo.

Metzen era un fanático de la saga de espada y brujería Dungeons & Dragons, así como de Star Wars, metiéndose en la industria de los videojuegos con lo que mejor se le daba: los lápices.

Pero, a pesar del éxito masivo que cosechó WarCraft II, juego que un servidor disfrutó como un niño pequeño —y que, por otro lado, tampoco hacía tanto que había dejado de serlo—, Metzen tenía otras ideas más en la línea de su admirada saga de Star Wars. A decir verdad, la idea era más parecida a llevar WarCraft al espacio profundo con un fuerte look inspirado en la saga de Alien y en la imaginería de H. R. Giger que en la ‘navecitas’ de Lucas… StarCraft se presentó de manera informal en su versión alfa (la primera fase de desarrollo de un videojuego) durante la convención Electronic Entertainment Expo (E3) de 1996 con una recepción increíblemente  pobre… —de nuevo, por poco veraz que pueda parecernos ahora esta información…—.

Dos años después de aquella escasa recepción, se publicó un videojuego que haría historia y marcaría un antes y un después en el mundo de los videojuegos de estrategia: StarCraft (1998), el sueño húmedo de cualquier seguidor de la mitología de H. P. Lovecraft (en cuanto a la raza de los Zerg se refiere) o a la ya mencionada saga Alien (si nos fijamos más bien en la raza de los Protoss y en los atuendos y edificaciones Terran…). Antes de cualquier malentendido con nuestros/as lectores/as: esta entrada trata sobre el original e inigualable StarCraft y su expansión Brood War, no sobre su imposible secuela StarCraft II: Wings of Liberty

La idea de StarCraft era la de llevar WarCraft al espacio profundo con un fuerte look inspirado en la saga de Alien y en la imaginería de H. R. Giger…

Una historia atrapante en tres actos

Pero, sin duda, lo que más me impactó de este videojuego (y no solo a mí sino a millones de jugadores alrededor del mundo) fue la increíble historia de fondo que sustenta la trama principal de StarCraft, escrita por el propio Metzen junto a James Phinney y desarrollada en tres actos, cada uno correspondiente a cada una de las razas que debíamos acabar dominando si lo que queríamos era ‘pasarnos’ el juego en su versión single player o modo de un solo jugador. Y es que el objetivo de cada campaña no solamente se basaba en defender nuestro campo de batalla y derrotar al enemigo, sino que en cada misión avanzábamos dentro de las respectivas historias de cada raza, ganando de esta manera un interés exponencial a medida que el jugador iba progresando en ellas.

La historia se ambientaba en el ocaso del siglo XXIII, tras el exceso de población y la posterior conquista de nuestra galaxia. Diversas facciones se han independizado, o están en vías de hacerlo, del Directorio de Unión Terrestre (DUT). Una de esas facciones es la llamada Hijos de Korhal, comandada por un tal Arcturus Mengsk con el que se alía inicialmente el marshall Jim Raynor, el personaje más recurrente del juego que nos guiará a lo largo de las tres campañas.

Comenzábamos el juego con la raza que más nos tocaba de cerca: los Terran, o lo que es lo mismo, los humanos hipertecnificados. Cabe saber que la primera campaña es una cadena de traiciones Terran mientras debemos luchar contra un enemigo común: los Zerg. Y es aquí cuando realmente se pone interesante la historia, momento en que debemos ponernos en la piel (mejor dicho, ‘en las babas’) de esta fascinante y lovecraftiana raza de monstruosos alienígenas…

Aunque se acaban de cumplir los 25 años de la publicación del videojuego, recomiendo encarecidamente no continuar leyendo esta entrada si te ha picado ya el gusanillo de jugar al StarCraft original, pues uno de los mejores giros de guion se centra en esta raza en concreto… cuando capturan a una mujer soldado con habilidades psíquicas especiales llamada Sarah Kerrigan para mutarla convirtiéndola en la llamada ¡Reina de espadas!: toda una ‘dominatriz’ medio Terran medio Zerg que será la base para continuar la historia principal en su altamente recomendable expansión del videojuego original titulada: StarCraft: Brood War (1998).

Captura de una cinemática de StarCraft correspondiente a una campaña de la raza de los Zerg, raza que, sin duda, acabó convirtiéndose en el reclamo del videojuego.

Realmente la jugabilidad que ofrecían los Zerg al/la usuario/a hacía que quisiéramos ir avanzando rápidamente dentro de la historia con tal de ir consiguiendo nuevas y espectaculares mutaciones tanto de las tropas de asalto como de los edificios controlados por esta raza en concreto, edificaciones que no podían construirse en cualquier lugar sino que previamente debíamos generar nuestro particular y viscoso terreno hecho a base de ‘babas rosas’.

La última raza que nos queda por comentar, la de los Protoss, era la de los alienígenas inteligentes, con más poderes psíquicos y místicos que la fuerza bruta de los Zerg o la potencia de fuego de las armas Terran. A mi parecer, manejar a esta raza en concreto era terriblemente complicado y hasta podía llegar a ser ‘aburrida’ en ciertas misiones demasiado complicadas a nivel estratégico. Sin embargo, una vez avanzábamos en su propia campaña entraban en juego los Templarios Oscuros, comandados por el mítico Zeratul, uno de los mejores personajes del StarCraft original con una trágica historia de fondo…

La historia de StarCraft no solamente se basaba en defender nuestro campo de batalla y derrotar al enemigo, sino que en cada misión avanzábamos dentro de las respectivas tramas de cada raza…

Una banda sonora digna del mejor Jerry Goldsmith

StarCraft tuvo otra particularidad que resultó clave para contribuir en su popularidad: ¡poseía una banda sonora digna de una película de Hollywood! Más en concreto, de esas que solía componer el afamado maestro Jerry Goldsmith para pelis como Capricornio Uno (1978, dir. Peter Hyams), la mencionada Alien (1979, dir. Ridley Scott) o bien la archiconocida melodía principal de Desafío Total (1990, dir. Paul Verhoeven), tan solo por citar algunos de los ejemplos más obvios… Derek Duke, Jason Hayes, Glenn Stafford y Tracy W. Bush se encargaron de todas las partituras que suenan a lo largo del videojuego original, así como de las que suenan en los diferentes escenarios de la expansión oficial Brood War.

Además la BSO tenía la originalidad de ‘personalizarse’ para cada una de las razas del videojuego. Sin duda, este fue un punto a favor que convertía al StarCraft en algo aún más entrañable para el/la jugador/a —de hecho, fue tal la pasión de los aficionados… ¡que se llegaron a montar conciertos en vivo interpretados por una orquesta real con algunos de los tracks que sonaban durante las campañas!—. Por ejemplo, la campaña Terran, la primera en ser jugada, poseía unos temas muy al estilo rock duro, tipo heavy metal, haciendo honor a uno de los gritos de guerra de uno de los simpáticos marines: «¡Rock and Roll!». Mientras que la campaña Zerg contaba con una música ‘deliciosamente repugnante’, además de misteriosa, en la campaña de los Protoss sonaba una música etérea y épica, en consonancia con la trágica historia de esa raza en concreto creada por otra todavía más antigua, los Xel’Naga.

En definitiva: un videojuego mítico, legendario, programado con extraordinario buen gusto. Perfecto. Uno de aquellos juegos que jamás te cansas de jugar por más veces que te lo hayas ‘pasado’. Además, contaba con tres modalidades de dificultad por si al/la usuario/a le apetecía más ‘tralla’ —a decir verdad, el juego ya era lo suficientemente difícil en modo «Normal», ni qué decir en modo «Hard»…—. Y no, no me olvido de aquellas increíbles fases tipo scroll en que debíamos conservar al máximo la limitada guarnición de soldados hasta el final… ¡Buff!, menudos recuerdos… Seguro que continuaré jugando 25 años más al StarCraft ¡y no me cansaré de sus entretenidas misiones!

StarCraft tuvo otra particularidad que resultó clave para contribuir en su popularidad: ¡poseía una banda sonora digna de una película de Hollywood! Más en concreto, de esas que solía componer el afamado maestro Jerry Goldsmith…

Valoración final: ***** (Si no lo jugaste en el momento de su aparición, sinceramente, no has tenido adolescencia… ¡Nunca es tarde para revisitarlo y volver a disfrutar del mejor videojuego de estrategia de todos los tiempos!)

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: