05/09/2019
Texto: SAS
Fotos: B-Reel Films/Square Peg/A24
¡¡ATENCIÓN: ADVERTENCIA IMPORTANTE DE SPOILERS!! ESTA ENTRADA CONTIENE INFORMACIÓN SOBRE PARTE DEL ARGUMENTO DE LA PELÍCULA.
Tras ese estilo de vida tan idílico, inspirado en la religión Wicca, los de la comuna Hårga «esconden» prácticas del todo aberrantes…
Wicca, la religión oculta tras la película
Los de la comunidad Wicca (con más de 1 millón de adeptos en EE.UU. —y aunque resulte mentira, religión reconocida y aceptada en España—) deberán estar «contentos» con el último experimento del director neoyorkino Ari Aster, director de la aclamada Hereditary (2018). Esta religión (la Wicca), que promueve un estilo de vida alternativo más en comunión con la naturaleza y en la que cobran especial importancia los ritos y los cultos paganos, es la clara inspiradora de la comuna Hårga, el clan ficticio retratado en el film de Aster.
Sin embargo, tras ese estilo de vida tan idílico, los de la comuna Hårga «esconden» prácticas del todo aberrantes. Por supuesto, no soy wiccano aunque estoy lo suficientemente versado en la materia como para asegurar que sus costumbres no tienen ni por asomo parecido con las que plantea Midsommar… De ahí que diga lo de que los wiccanos estarán «contentos» de manera irónica, desde luego.

Midsommar, o lo que «no debe ser» una película de «terror»
En la praxis, un filme de terror no debe ser ni asqueroso (para eso ya existe el género «gore»), ni gracioso (para eso ya existen las «comedias») ni tan siquiera, poner el acento en el drama de los eventos (para eso, valga la redundancia, ya existen los «dramas»); un filme de terror pues, como su propio nombre indica, debe producir «terror» o bien, una sensación muy próxima al «miedo». Pongo énfasis en ello porque el departamento de marketing de la película la vende como «el terror se oculta a plena luz del día»…
Así pues, la película de Aster deriva de una mala combinatoria de todos estos géneros y subgéneros cinematográficos tan solo para producir una correcta tensión dramática en varios momentos de la película (véase en la escena del barranco o en la escena de celebración de la «Reina de Mayo», por cierto, con escena subida de tono incluída).
Un filme de terror no debe ser ni asqueroso, ni gracioso ni dramático; la película de Aster deriva de una mala combinatoria de varios géneros cinematográficos.
¿Qué me queda por decir de esta película pues? Midsommar es un quiero y no puedo de peli de terror sensu estricto, con ecos lejanos de Roman Polanski, Ingmar Bergman e, incluso, de Stanley Kubrick, todos ellos admirados por su director. Su puesta en escena es notable, la cual pretende ser un sello constante en la obra de Ari Aster.
Lo que Aster llama una «pieza de terror folk» inspirada por Polanski, Bergman y Kubrick, muchos la podrían llamar «una mierda sinsentido».
Sin embargo, la cinta adolece de buen gusto y de sutileza en pos de un mal gusto y de una crudeza en algunos momentos, innecesaria. Además, lo que él (Aster) llama una «pieza de terror folk«, muchos (especialmente, los wiccanos) la llamarán «una mierda sinsentido». Y es que Aster debió haberse documentado mejor antes de rodarla y, muy probablemente, haber visto The Invitation (2015, Karyn Kusama) para darse cuenta que hay pelis «menores», hechas con cuatro duros, que pueden enseñarle un par de cosas en cuanto a terror se refiere…
Valoración global: ** (Película correcta en su forma pero errónea en su contenido que resulta, en numerosas ocasiones, de mal gusto).