25/08/2019
Texto por: SAS
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A continuación, me dispongo a seguir con el listado 101 canciones que TE RECOMIENDO escuchar antes de morir… (parte 3), una selección de las 101 canciones que, bajo mi humilde punto de vista como consumidor y crítico musical, recomiendo escuchar alguna vez antes de morir. Nota importante: Las canciones no están ordenadas ni cronológicamente ni por orden de preferencia, todas tienen su misma importancia y mérito en mi particular valoración.
60) “Come As You Are” de Nirvana. La rebeldía e inconformismo de finales de los setenta que tomó el rock’n roll con el movimiento punk, acabó convirtiéndose en el famoso «grunge» de los noventa. Su cuna fue la ciudad estadounidense de Seattle (y, de ahí, su sobrenombre: «sonido Seattle»). El famoso riff de esta canción, infinitamente vitoreado y cantado en sus conciertos, fue un plagio descarado y en toda regla de la canción «Eighties» de la banda Killing Joke de su álbum Night Time (E.G. Records, 1984), aunque ellos prefirieron no demandar a la banda de Kurt Cobain porque Killing Joke sabían que les robaron ese mismo riff a otra banda inglesa, The Damned en su canción «Life Goes On»… Sea como fuere, y dejando a un lado plagios y ‘replagios’, «Come As You Are» es una de las mejores jamás compuestas por Nirvana, quizás junto a «Smell Like Teen Spirit» y a «Heart Shaped Box», y que quedará grabada como un himno del grunge en toda regla.
61) “Your Master Is Calling” de Pink Turns Blue. Los berlineses Pink Turns Blue fueron, de alguna manera, unos perfectos desconocidos para el gran público pero una banda de culto en los pequeños círculos de la darkwave u ola oscura surgida en Europa tras la desaparación del punk y la incursión de la new wave. De hecho, junto a bandas como The Cure, Siouxsie and the Banshees, Bauhaus o Clan of Xymox, Pink Turns Blue fueron una de las bandas clave que ayudaron a construir toda la cultura gótica que surgió a partir de los años ochenta. Precisamente, esta «Your Master Is Calling», canción que parece apelar directamente a la cultura BDSM (o sadomasoquista), es un buen ejemplo de ese florecimiento de la música gótica ochentera. Muy a tener en cuenta Meta (1988, FunFactory!), el álbum donde se alojaba este tema, al igual que hay que tener en cuenta la abundante discografía de este grupo injustamente desconocido.
62) «Dancing Barefoot» de Patti Smith. La chicagüense (natural de Illinois), Patti Smith, apodada como «la madrina del punk» fue todo un símbolo feminista para las mujeres de su generación ya que, en vez de sensualidad o erotismo, trajo androginia y intelectualidad a la música americana. Estuvo influenciada por la poesía francesa del siglo XIX y por el arte europeo. «Dancing Barefoot» retrata la trágica relación amorosa que tuvieron el artista de influencia cubista, Amedeo Modigliani con su musa Jeanne Hébuterne, que se suicidó el día después de la muerte del artista. Canción versionada por un montón de artistas como U2, The Mission UK, Clan of Xymox, Simple Minds, entre otros, «Dancing Barefoot» presenta una mágica harmonía entre guitarra acústica y eléctrica, adornada por un elegante Hammond que recuerda a las teclas de los añorados Doors…
63) «Dead Man’s Party» de Oingo Boingo. El famoso compositor de bandas sonoras para películas, Danny Elfman, mundialmente conocido por filmes de éxito del excéntrico director Tim Burton como, por ejemplo, Beetlejuice (1988), Batman (1989) o Eduardo Manostijeras (1990), tuvo su propio grupo de rock’n roll del que fue guitarrista, voz y líder. Esta formación, disuelta en 1995, llamada The Mystic Knights of the Oingo Boingo (aunque más conocida como Oingo Boingo) fue un grupo de culto por allá la alejada América, en donde su público casi los adoraban como unos verdaderos gurúes. Sus canciones fueron una mágica mezcla entre ska, post-punk y new wave con muchos elementos, tanto gráficos como sonoros, que tomaron prestados de la cultura sureña del Mojo. Su canción estandarte fue «Dead Man’s Party», aunque igual de remarcables lo son «Stay», «Weir Science», «Skin» o «Just Another Day», algunas de ellas, incluso, formaron parte de películas del género B como La mujer explosiva (1985, dir: John Hughes).
64) «Silent Hedges» de Bauhaus. El cuarteto de Northampton (Reino Unido), uno de los abanderados junto a Joy Division, The Cure y los Banshees del movimiento «siniestro» (entrecomillado porque, de hecho, no se llamó oficialmente así, sino gothic rock) tienen canciones míticas que «deberías escuchar también antes de morir»… A saber: «Bela Lugosi’s Dead», «Terror Couple Kill Colonel» o «She’s In Party». Sin embargo, he eligido «Silent Hedges» (del álbum de 1982, The Sky’s Gone Out, editado por Beggars Banquet) debido a que creo que es superior a las mencionadas por sus grandes dosis líricas y melódicas, además de representar perfectamente dicha ola «siniestra» a nivel sonoro. Pese a que el disco no fue muy bien valorado en los días de su publicación, el LP ha ido ganando adeptos con el paso del tiempo e, incluso, está valorado como uno de los mejores discos de rock gótico por algunas listas importantes como, por ejemplo, la de Alternative Press.
65) «You’ll Be Mine» de The Pierces. Las hermanas Pierce: Allison y Catherine eran aquellas «hippies» que cantaban y tocaban la guitarra en bodas, bautizos y comuniones (esto es real, aunque parezca que esté redactándolo a manera de chiste…). Hasta que cierto día, un amigo suyo de universidad, envió una maqueta de las susodichas hermanas a una discográfica de Nashville y ahí dio comienzo una discreta, pero no menos creativa, carrera musical. Tocada en clave de folk tradicional americano al «estilo Joan Baez», o de otros mitos del movimiento hippie, «You’ll Be Mine» es una canción ‘nueva’ (del 2011) que parece haber estado compuesta cuarenta años atrás… Su evocadora melodía y su setentero vídeo, no están carentes de creatividad, nostalgia y de ensoñación. Uno de los looks más revivals que jamás haya visto u oído.
66) «Strange Harvest» de Tempers. Las melodías oscuras neoyorkinas que hicieron famosos a los Interpol en sus primeros trabajos, tuvieron unos claros herederos: Tempers. Eddie Cooper, a la guitarra y Jasmine Golestaneh, en las secciones vocales, ambos a cargo de las composiciones musicales: un dueto ensamblado en NY que parecen ser los nuevos paladines de los sonidos hipnagógicos y de los estado de trance mentales. Con un surtido musical que va desde los Joy Division pasando por el Lo-fi de John Maus, estos dos muchachos tienen algo muy especial, y esto no es otra cosa que talento y puro arte. Su primer trabajo, Services (2015, a+w) es una suerte de melodías fantasmagóricas que transportan al oyente hacia el reino del subconsciente. Su canción inaugural «Strange Harvest» es la quintaesencia de su sonido post-punk y neo-gótico, a pesar de que ellos mismos se califiquen curiosamente como «Not-Goth» (No-góticos).
67) «Someone Somewhere In Summertime» de Simple Minds. Los escoceses Simple Minds fueron uno de los grupos más influyentes de los años 80 y uno de los iniciadores, posiblemente junto a los U2, de lo que se conoció como el anthemic rock (rock de himnos para estadios). Ambas bandas tocaron juntas en varias ocasiones, compartiendo iconografía propia del cristianismo y del pacifismo, con lo que se ganaron a pulso la fama de ser una de las bandas cristianas más exitosas sobre la faz de la tierra, cosa que Jim Kerr, vocalista de los Simple Minds, tampoco pareció desmentir nunca… En pleno auge de su carrera, los escoceses publicaron su disco más celebrado New Gold Dream (81-82-83-84) (1982, Virgin Records), cuyo impacto comercial fue increíble (triple disco de Oro y triple de Platino). En dicho LP estaba contenido este tema: «Someone Somewhere In Summertime», una canción que suena como a todos los veranos de tu vida juntos, de amores perdidos, de brisas marinas y de noches a la luz de la luna. Una maravilla para los oídos.
68) «Blue Bell Knoll» de Cocteau Twins. La glosolalia y el puirt á beul fueron las dos técnicas vocales que practicó profusamente la controvertida cantante Elizabeth Fraser en las canciones de los Cocteau Twins, grupo que fue uno de los máximos representantes del llamado género «dream pop«. Este estilo (derivado de la new wave británica) se caracterizó por hacer melodías tristes y melancólicas recargadas de guitarras llenas de efectos y de pedales como delays y chorus. En el meollo del dream pop, como decimos, Cocteau Twins fueron uno los mesías de ese estilo musical con discos asombrosos como Garlands (1982, 4AD) o Head Over Heels (1983, 4AD), producidos por la discográfica de Ivo Watts-Russell, especializada en el rock alternativo. Con altibajos en su carrera musical, destacamos la canción «Blue Bell Knoll» de su álbum homónimo de 1998: una absoluta delicia de melodías encabalgadas en perfecta combinación con la voz de Fraser (que, en muchas ocasiones, no lo estuvo…).
69) «High Hopes» de Pink Floyd. Sin lugar a dudas, el último gran momento de una gran banda. De hecho, este fue el epílogo sonoro de Pink Floyd durante veinte años, en su pésimamente valorado The Division Bell (1994, EMI). Hasta que editaron el que está considerado como su último disco oficial, The Endless River (2014, Parlophone). Y digo «pésimamente valorado» pensando en los propios fanáticos de la banda, los cuales consideraron que Pink Floyd murió en 1985 con la marcha de Roger Waters (aunque algunos puristas en la banda aseguran que la banda se acabó mucho antes, en 1968, cuando expulsaron a Syd Barret por su grave salud mental). Hablando de este tema en concreto, «High Hopes» es uno de los himnos de los Pink Floyd (de la «era Gilmour», por así decirlo) y que merece ser reconocido por su increíble orquestación que, a pesar de resultar algo pomposa, es de una belleza tan sublime que pone la piel de gallina cada vez que la oyes…
¡Hasta el siguiente listado!
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