30/01/2020
Texto: SAS
Fotos: Factory Records / London Records
La verdad sea dicha: me gustaban más los Joy Division que los New Order… Aunque hay discos que son incuestionables y el Technique (1989, Factory Records) es uno de ellos. A pesar de mi relación de amor/odio con los New Order (hay canciones-tótems que son clásicos del pop como «Blue Monday», «True Faith» o «Crystal»), no hay disco en su extensa discografía que no me haya cautivado tanto de cabo a rabo como el que nos ocupa, el cual además es un clásico del llamado dance alternativo.
Al amparo de la fiesta ibicenca
Reto a cualquiera que se atreva a oír un disco de New Order sin levantar la aguja o sin saltarse ninguna canción del CD. No podréis. Excepto con Technique. Se ha escrito mucho sobre este disco pero lo cierto es que es un verdadero misterio el poder de su magnetismo. Tras las cenizas de Joy Division (recordemos que Ian Curtis se suicidó en 1980, antes de su verdadero triunfo con una gira norteamericana que jamás se produjo), New Order, en 1989, año de gestación del disco que nos ocupa, vivían una especie de segunda ‘muerte súbita’. Las relaciones personales entre ellos (sobre todo entre Bernard Sumner, guitarrista y cerebro compositivo, y Peter Hook, bajo, percusiones y coros) se habían deteriorado hasta el límite de no soportarse.

Ante una inminente situación de disolución, decidieron que lo mejor sería acabar la fiesta por todo lo alto yéndose a vivir una fiesta inacabable a Ibiza mientras componían algo para un nuevo disco: Technique. Aquella fiesta de varias semanas le costó una fortuna a Tony Wilson, tecnócrata de Factory Records, pero el resultado no se lo esperaba aún nadie…
Un disco de culto
De vuelta a Inglaterra todo el mundo tuvo que ponerse las pilas en los estudios Real World. Sumner tuvo que echar mano de su desastrosa vida sentimental tras su doloroso divorcio y componer algunas brillantes canciones como «All the Way», «Guilty Partner» o «Vanishing Point» mezclado con ritmos de baile que precedieron a todo el panorama del dance alternativo y al sonido «eurobeat» que hiciera famoso a grupos como los Dead or Alive o a los Radiorama, que se cogieron al Technique como un clavo ardiente para construir sendas discografías.
Lo cierto es que, 31 años después de su aparición, Technique continua sonando tan fresco como el primer día, y por ello se ha convertido en uno de los discos de culto más grandes de todos los tiempos, algo solo comparable con discos como el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles, el Dark Side of the Moon de los Pink Floyd o el Disintegration de The Cure.